Algún tiempo después, Dorita, el espantapájaros y el hombre de hojalata se encontraron a un león rugiendo débilmente asustado con los ladridos de Totó.
Cientos de pequeños recuerdos apenas conscientes que se precipitaban en su sangre, rugiendo como si hubieran hecho saltar las esclusas de su conciencia, yendo a parar directamente a su corazón.
Vivía en libertad en un islote desértico circundado por un foso profundo, y tan pronto como nos divisó en la otra orilla empezó a rugir con un desasosiego que sorprendió a su guardián.
爱丽丝梦游仙境 Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas
Ahora vamos a dejar las cosas bien claras rugió la Reina, dando una patada en el suelo mientras hablaba-: ¡O tú o tu cabeza tenéis que desaparecer del mapa! ¡Y en menos que canta un gallo! ¡Elige!