Acuérdate, querida mía, de nuestro antiguo amor, de las veces que estuvimos juntos, lo que disfrutamos en las largas noches otoñales, cariño, y de cómo, sin popes ni salmos, dimos descanso eterno a tus parientes.
Porque justo yo soy de una región en Cataluña donde a los pechos se le llaman popes y cuando yo la primera vez que vi unas pajitas y el cartel ponía popotes pensé serán unos pechos bien grandes.