Y siguiendo ese impulso, de rodillas y a la luz del fuego, pintaron en un tiempo indefinido, con ocre, carbón y grasas animales, las paredes de su refugio.
Tú le dices, contexto, créame un paisaje en Tokio nevado, con gente paseando en tonos ocres, con un objetivo de tal manera, y te hace una obra de arte ahí espectacular.