Los síntomas propios de esta enfermedad eran fiebre elevada, dolor de oídos, cansancio corporal, diarreas y vómitos ocasionales;y en ocasiones, dificultades para respirar y hemorragias nasales.
Pero a pesar de que todos tenemos la misma configuración fisiológica, dos orificios nasales y millones de neuronas olfativas, no todos olemos lo mismo.