Tenía una caja enorme llena de cosas muy interesantes y me dijo que esta- ba trabajando mucho para hacer dinero suficiente para traer de Alemania a su esposa e hijos.
Las divisiones en el Sacro Imperio Romano y Europa hicieron casi inevitable que si la guerra estalla ba, se extendiera por todo el territorio y fuera difícil de detener.
Al cabo de dos años tuve un espeso bosquecillo y, en cinco o seis, tenía un auténtico bosque frente a mi morada, que crecía tan desmedidamente fuerte y tupido, que resulta ba verdaderamente inexpugnable.
No olvidé elevar al cielo el agradecimiento de mi corazón, pues, ¿qué corazón se resistiría a bendecirle a Él, que había socorrido milagrosamente a alguien que se encontra ba en una situación tan desoladora?