Pero a pesar de que todos tenemos la misma configuración fisiológica, dos orificios nasales y millones de neuronas olfativas, no todos olemos lo mismo.
Jehová Dios hizo a Adán así: tomó polvo del suelo y con él formó un cuerpo perfecto de hombre. Entonces sopló en la nariz del hombre, y Adán empezó a vivir.
Pero, deja que te cuente que tú comes mocos todo el tiempo… sí, sin darte cuenta muchos de tus mocos pasan por tu garganta, así que no es necesario que te piques la nariz y la lastimes.
Entre cada ojo y orificio nasal tiene una foseta loreal que detecta el calor con una membrana cubierta de receptores altamente sensibles que responden a cambios de temperatura tan pequeños como un milésimo de un grado centígrado.