Acanthostega, ya no parece tanto un pez, aunque vivía en aguas poco profundas, no tenía escamas, sus extremidades ya estaban bien definidas y ¡hasta tenía 8 dedos en cada mano!
Claro, mientras nuestra piel hace un excelente trabajo protegiéndonos de amenazas microscópicas, es nuestro cerebro, y no nuestra piel, la que hace el trabajo de las escamas de un pangolin.
La víbora de cola de araña está perfectamente camuflada, casi invisible, salvo por su peculiar punta de cola protuberante con largas escamas caídas que parecen una araña patilarga.
Le hacía falta tanta concentración para engarzar escamas, incrustar minúsculos rubíes en los ojos, laminar agallas y montar timones, que no le quedaba un solo vacío para llenarlo con la desilusión de la guerra.
Joaquín me cuenta que, durante la década de los 80, el municipio de Centla fue uno de los principales productores en México de escama marina –así se le conoce a los productos del mar–.