¡Tenazas y martillos, mazos y escoplos no serán bastantes a sacármela de las uñas, ni aún garras de leones: antes el ánima de en mitad en mitad de las carnes!
En el camarote del carpintero, encontré dos o tres bolsas llenas de clavos y pasadores, un gran destornillador, una o dos docenas de hachas y, sobre todo, un artefacto muy útil que se llama yunque.