Todo estaba oscuro, mudo e inmóvil; ni un soplo de brisa, ni una estrella, montañas de nubes que no se veían, pero que pesaban muchísimo sobre mi alma.
Por cuyas persuasiones y vituperios probó el pobre gobernador a moverse, y fue dar consigo en el suelo tan gran golpe, que pensó que se había hecho pedazos.
Pero sintió también la rigidez del hueso y otra vez pegó duramente al tiburón sobre la punta del hocico al tiempo que se deslizaba hacia abajo separándose del pez.
Entonces debemos mirar aquí -dijo Peter, y cogió otro libro de la extensa biblioteca-. Las escrituras sagradas del hinduismo, conocidas como Upanisads -dejó caer el tomo encima del primero-.
4 Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré á mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios.
Los tiburones se acercaron juntos y cuando vio al más cercano abrir las mandíbulas y clavarlas en el plateado costado del pez, levantó el palo y lo dejo caer con gran fuerza y violencia sobre la ancha cabezota del tiburón.