Esta frase viene de aquella época en la que las personas que hacían el pulque tenían que estarlo meneando de manera rápida para que se fermentara en tinacales.
Entonces fue Zhang el que dio un manotazo en la mesa, con tanta fuerza que volcó los tres vasos e hizo gritar a la sichuanesa, que se acercaba con un plato en las manos.