En este carnaval, varios personajes disfrazados y con máscaras, que representan a los recaudadores de impuestos, van golpeando con el látigo al público, que les increpa, aunque no puede tocarlos.
Sin embargo, su belleza no lo ponía a salvo del rigor: también él tuvo que soportar una reprimenda en italiano por haber colgado la murena en la puerta, sin otra explicación posible que la de asustar a los niños.