Y sin embargo, la mandíbula de estos reptiles es sumamente sensible al tacto, incluso más que la yema de nuestros dedos. ¿Cómo es posible, si su piel es dura como una armadura?
Carlos Benevidez pesca el balón en la frontal y con ese toque suave lo manda a la red de la portería del Betis que sigue con su desastrosa racha de resultados lejos del Villamarín.
Mientras conversaban, Florentino Ariza le puso la mano en el muslo, empezó a acariciarlo con su suave tacto de seductor curtido, y ella lo dejó hacer, pero no le devolvió ni un estremecimiento de cortesía.