En la sala yacía Matthew Cuthbert en su ataúd, con su largo cabello gris encuadrándole la plácida cara, donde tenía una pequeña sonrisa, como si durmiera, con sueños placenteros.
Miró al cielo y vio la formación de los blancos cúmulos, como sabrosas pilas de mantecado, y más arriba se veían las tenues plumas de los cirros contra el alto de septiembre.
Radiante, la Princesa Leonor ha lucido un elegantísimo vestido por encima de la rodilla en color azulón, con manga corta, discreto escote en uve y corte en la cintura que marcaba su estupenda silueta.