Siempre todas las primas mías íbamos a su casa siempre, íbamos ahí al armario y tenía cajas llenas de Kit Kat y siempre nos lo comíamos y siempre nos lo llevábamos.
El niño comía y vivía con Guiamona, e incluso estudiaba con el preceptor de los hijos de Grau: había aprendido a leer, escribir y contar al mismo tiempo que sus primos.
La prima Hildebranda Sánchez había venido a visitarla poco después de que ella estuviera en su hacienda de Flores de María reponiéndose de la mala hora de la señorita Lynch.
Las muchachas se afligieron por semejante número de damas; pero el día antes del baile se consolaron al oír que en vez de doce había traído sólo a seis, cinco hermanas y una prima.
Empecé a convencer a mis hermanas, primas, vecinas, amigas, que todas se unieron a mí al decir " que sí Asha" , tenemos una cosa en común, que esto no era justo y no lo íbamos a hacer a nuestras hijas.