En la digestión, las bacterias intestinales de los mamíferos descomponen el azufre y los aminoácidos con azufre para producir disulfuro de hidrógeno, un gas con olor parecido a huevos podridos.
El cielo y el mar eran una misma cosa de ceniza, y las arenas de la playa, que en marzo fulguraban como polvo de lumbre, se habían convertido en un caldo de lodo y mariscos podridos.