Algo de desperdicio sí llega hasta allá y es descompuesto en el intestino delgado por ácido biliar, produciendo una masa babosa, pegajosa y verdosa, llamada meconio.
Nos contó, con su método inclemente, que la murena era un manjar de reyes en la antigüedad, y que los guerreros se disputaban su hiel porque infundía un coraje sobrenatural.