Si en un océano hay una bacteria microscópica que se divide cada media hora, en unos pocos días sus descendientes ocuparán todo el océano siempre que dispongan de suficientes nutrientes.
Su misión es acercarnos a través de una visita virtual a piezas milenarias en las que descubrir nuevos detalles en los que no nos fijaríamos a simple vista.
Para que te des una idea, el grosor de un cabello es de unas 75 micras, aunque, Thiomargarita namibiensis puede llegar a medir casi 1 milímetro y se puede ver a simple vista.
Descartar estas teorías sólo porque no podemos verlas con nuestros propios ojos es como negar la existencia de los átomos o de las bacterias, que son demasiado pequeños para ser percibidos a simple vista.
Los otros tres se acercaron para mirar a la pantalla donde el visor —una superficie que a simple vista parecía tan lisa como la gota— era en la pantalla ampliada mil veces tan desigual y rocosa como una playa.