Atravesé campo llano, huertas, cañaverales y pequeñas plantaciones. Tropecé, me levanté y seguí corriendo sin un respiro, sin calcular la distancia que mis zancadas cubrían.
Sánchez revindica el juego limpio del PSOE frente a una derecha y ultraderecha que no se distingue, que embarra el terreno de juego y ponen zancadillas.
Si una persona está dormida, literalmente dormida, y efectivamente camina, se va a caer en la escalera, se va a tropezar, si sale a la calle ni qué hablar.
Por la ciudad, yo recuerdo siempre su mirada atenta y, cuando veía una alcantarilla, siempre se acercaba a comprobar que la tapa estaba bien encajada para que nadie fuera a tropezar.