Muchos estudios de la religión consideran que Jesús de Nazaret fue seguidor de Juan el Bautista, y los evangelios cuentan que antes de Jesús, algunos de sus discípulos fueron inicialmente seguidores de Juan.
Iba en tal estado de angustia, que a veces se alegraba de ver desde la esquina la cabeza algodonada del reverendo Lynch leyendo en la terraza, y a la hija en la sala, catequizando a los niños del barrio con los Evangelios cantados.