Sabía que estaba mal que mintiera, pero ¿qué podía hacer? Decidió que cuando volviera al palacio, diría al rey que el paño que tejían era muy bonito y que el trabajo marchaba viento en popa.
El guardia, cuando así vio al privado del rey, quedó muy asombrado, pero fue a la cámara real y dio el mensaje al rey, que también se asombró mucho e hizo pasar a su privado.