Frank entendió de inmediato lo que sucedía: los niños habían vuelto a entrar en la Mansión de los Ryddle y, a juzgar por el titileo de la luz, habían encendido fuego.
Probablemente ningún oficial ni cadete había entrado a la glorieta antes de que el Jaguar consiguiera abrir su puerta clausurada con una ganzúa especial, en cuya fabricación intervino casi toda la sección.