Se había hecho amiga del manantial de la hondonada, aquel maravilloso manantial profundo, claro y frío como el hielo, adornado con calizas rojas y enmarcado por heléchos acuáticos.
Para perforar la caliza húmeda, los británicos usaron lechada para sellar las grietas creadas en la estela de la barrena y trabajaron antes de la barrena principal para reforzar la caliza a perforar.