El equipo ha crecido exponencialmente, la sensación de equipo, la solidez defensiva y ofensivamente hemos recuperado la sensación de vértigo, de peligro.
Luego vino aquel mareo, aquella confusión, el irse diluyendo como en agua espesa, y el girar de luces; la luz entera del día que se desbarataba haciéndose añicos; y ese sabor a sangre en la lengua.
De hecho, a mí, que hacía rock, cuando llegué a la música clásica mi profesor de canto me mostró Rossini y a mí me enganchó mucho porque me pareció muy rock, me pareció muy pop.
Florentino Ariza, de pie, apoyó la punta de los dedos en el respaldo del escaño hasta que pasó de largo el vahído, porque sintió que él y ella no estaban a siete pasos de distancia sino en dos días diferentes.