Esta incluye las Mascletás, serie de petardos que explotan uno tras otro produciendo mucho ruido y la elección de la reina de las fiestas, conocida como Belleza del Fuego.
Alborotadas por la música y los cohetes, las reclusas se habían asomado a la terraza que daba sobre el huerto de los naranjos, y celebraban cada explosión con ovaciones.