Gracias a este abrigo, pueden vivir y reproducirse en terreno montañoso azotado por lluvias intensas y vientos helados, donde ningún otro tipo de ganado sobreviviría.
Pero cuando el señor Brown anuncié su decisión se precipité en toda la zona bananera el aguacero torrencial que sorprendió a José Arcadio Segundo en el camino de Macondo.
Y ese río que corría sobre el techo, mientras arreglaba los baúles, no desembocaba allí en la casa, desembocaba muy lejos, en la inmensidad que daba al campo, tal vez al mar.
22. Al rodear la plaza Molina y ascender Balmes arriba, la ciudad ya se desdibujaba bajo telones de terciopelo líquido, recordándome que apenas había tomado la precaución de coger un mísero paraguas.
Se apeó la tarde, luego de luz rígida, luego de sufrimiento de lluvias exprimidas, y ya fue de desempedrarse el horizonte y de empezar a lucir a lo lejos, muy lejos, una caja de sardinas luminosas en aceite azul.