En el caso del umami, esos mecanismos aparecen cuando cocinamos o fermentamos ciertos alimentos, descomponiendo sus proteínas y liberando aminoácidos como el glutamato.
Los frijoles son ricos en glutamato, un aminoácido que aporta ese quinto sabor conocido como umami, que se traduce en un sabor intenso y agradable, como de carne.
Es una combinación de aminoácidos en un polvo blanco e inodoro, que es unas 200 veces más dulce que el azúcar, por lo que se necesita mucha menos cantidad para endulzar.
En la digestión, las bacterias intestinales de los mamíferos descomponen el azufre y los aminoácidos con azufre para producir disulfuro de hidrógeno, un gas con olor parecido a huevos podridos.
El GMS es una mezcla de dos moléculas simples, el sodio, que constituye una parte fundamental de nuestra dieta, y el glutamato, un aminoácido muy común que se encuentra en varias proteínas vegetales y animales.