También se las conoce como 'lágrimas de San Lorenzo', porque la fecha en la que suelen aparecer es cercana a la celebración de la fiesta del mártir, el 10 de agosto.
Cuando lo recibió en el locutorio a las seis de la mañana le impresionaron sus aires de juventud, su palidez de mártir, el metal de su voz, el enigma de su mechón blanco.