Dios, que no puede cambiar el pasado, pero sí las imágenes del pasado, cambió la imagen de la muerte en la de un desfallecimiento, y la sombra del entrerriano volvió a su tierra.
Se presenta a María como corredentora, puesto que lo que vemos en la obra es precisamente ese desmayo físico, esa muerte casi física de la Virgen junto a la de su Hijo.
La mayor preocupación que tenía Fernanda en sus años de abandono, era que Meme fuera a pasar las primeras vacaciones y no encontrar a Aureliano Segundo en la casa. La congestión puso término a aquel temor.
Creí que las piernas se me iban a doblar, que me iba a caer desfallecida. Supuse que aquello ya era, irremediablemente, el fin. Contuve la respiración y noté cómo un sudor frío empapaba todos los recodos de mi piel.
El Pelele tuvo miedo y quedó largo rato desclavado de su conciencia, con el ansia de las entrañas vivas en la lengua seca, gorda y reseca como pescado muerto en la ceniza, y la entrepierna remojada como tijera húmeda.