Ayer comentaron que contribuirían a la investigación, reiterando que ellos nunca habían comprado a ningún árbitro, ni pretender influir en decisiones arbitrales.
Mi intención no es compensaros por los años que no os he dedicado, ni demostraros con prebendas mi arrepentimiento, ni mucho menos intentar comprar vuestra estima a estas alturas.
Rogaron al joyero que se lo reservase por tres días, con la condición de que les daría por él treinta y cuatro mil francos si lo devolvían antes de finales de febrero porque se hubiera encontrado el otro.