Después de despedirse de su vecina de asiento María quiso devolverle la manta, pero ella le dijo que se cubriera la cabeza para atravesar el patio, y la devolviera en la portería.
Estaríais agradecidos por tener dos piernas, o dos ojos si tenéis dos ojos, o un techo sobre vuestra cabeza cuando hay millones de personas que se mueren de hambre.