Por eso, cuando se está deprimido, el cuerpo puede sentirse pesado y lento, lo que dificulta incluso las tareas más sencillas, como ducharse o vestirse.
Se me bajó el ánimo, me sentí triste sin causa, y tuve la impresión de que mis hijos, entonces menores de diez años, me seguían por la casa con miradas hostiles.
El ver que mi familia es seguidora del equipo aunque yo no esté jugando, era lo que también me ayudaba a seguir y a querer ser partícipe y sobre todo, en los momentos que estaba muy abajo.
No va a cambiar tu vida para siempre, pero sí tiene mucho impacto cuando estás bajón, cuando estás mal, cuando estás incómoda... La apertura, la espalda derecha, el abrir está más relacionado con sentirme un poco mejor.