A continuación cruzaron una pasarela hacia un panel de vitral, cuya amalgama de colores y líneas representaba formas distorsionadas de personas y animales.
Mas, ¡ay, sin ventura! que se le ha asido una punta del faldellín de uno de los hierros del balcón, y está pendiente en el aire, sin poder llegar al suelo.
Se aplana y se ve un poquito más cómodo, porque así siento que el talón me va a quedar volando, como que si estuviera usando tacones, solo que sin el tacón.