Mi señor bajó los ojos del cielo como quien despierta de un dulce sueño y dijo muy pausadamente: Dios manda que no volvamos mal por mal y manda que perdonemos las injurias. ¡Oremos!
4 Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aun no se habían alejado, dijo José á su mayordomo: Levántate, y sigue á esos hombres; y cuando los alcanzares, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien?