Al llegar a casa, sobre las seis, Langdon se había entregado a su ritual matutino de moler a mano granos de café de Sumatra y saborear la exótica fragancia que inundaba la cocina.
Pese a que los turistas llegaban a algunas ciudades en busca del exotismo o de aguas medicinales a principios del siglo XX, el turismo todavía no era importante en este país.