Aureliano descansó con la comprobación del presagio. Volvió a concentrarse en su trabaja, como si nada hubiera pasado, y su voz adquirió una repasada firmeza.
Y la princesa quiso hilar también, pero nada más tocar la máquina, se pinchó el dedo con ella y la maldición del hada vengativa se cumplió al instante.
Me parecía que estas palabras no podían haberse cumplido más al pie de la letra y que la mano del cielo había caído sobre mí; me hallaba perdido y sin salvación.
¿Y tú te has dado cuenta que en las películas de miedo siempre sale uno al principio, así, majete como tú, que tú dices: " este huele a muerto" , y luego no falla.