Entonces ¡qué algarabía la de los chicos, qué saltos y qué batir de palmas! Y la verdad era que luego, ya de mayores, comprendían que no era para tanto.
¿Qué niñerías son éstas, señor don Luis, o qué causas tan poderosas, que os hayan movido a venir desta manera, y en este traje, que dice tan mal con la calidad vuestra?
La señora Bennet creyó que había obtenido una victoria aplastante sobre él y continuó triunfante: ––Por mi parte no creo que Londres tenga ninguna ventaja sobre el campo, a no ser por las tiendas y los lugares públicos.