Sería un error nacido de la auto adulación si pensáramos que por debajo del nivel del hombre no existen muestras de la capacidad creadora de la cultura.
Lloró, rogó, ofreció, aduló, porfió y fingió Lotario con tantos sentimientos, con muestras de tantas veras, que dio al través con el recato de Camila y vino a triunfar de lo que menos se pensaba y más deseaba.