Estos receptores se encuentran en áreas del cerebro asociadas con: concentración, pensamiento, percepción del tiempo, coordinación, memoria, y placeres sensoriales.
Los animales tienen receptores similares a los nuestros y se ha observado que el dolor afecta su conducta, comprobando el sufrimiento en algunos animales.
Cuando la adenosina encaja en un receptor emparejado, puede dificultar que la dopamina encaje en su propio lugar, lo que interrumpe su función de elevar el ánimo.
Esta zona normalmente está inhibida, pero cuando tenemos frío, unos receptores en nuestra piel se encargan de enviar una señal a través de nuestra médula espinal para activarla.