La nicotina funciona suplantando a uno de los neurotransmisores más importantes del cerebro, la acetilcolina, que regula cosas como los recuerdos, el aprendizaje, las emociones o el movimiento del cuerpo.
Con la nicotina de solo tres cigarrillos, todos los receptores de acetilcolina del cerebro quedan saturados por esta molécula impostora, pero unos minutos después de fumar, los niveles bajan bruscamente.