Las causas que tiene ante sí el Tribunal son por definición importantes y complejas y, en consecuencia, nuestras actuaciones son necesariamente extensas y costosas.
No podemos realmente permitirnos una onerosa competencia en el espacio ultraterrestre cuando quedan tantos otros retos que enfrentar como la pobreza, el hambre, la enfermedad y otras privaciones.
En efecto, la misión diplomática en pleno admiró el esplendor del anillo, que debía costar una fortuna, no tanto por la clase de los diamantes como por su antigüedad bien conservada.
En dos años no sólo podría reunir una pequeña fortuna gracias a las generosas retribuciones, sino que además, a su regreso, le reservaría un puesto directivo en la empresa.